El empate en Santander y el destino de jugarse el todo por el todo nuevamente en Riazor y con el Barcelona al acecho, hizo, una vez más, reavivar los temores del 94. Al Deportivo le valía el empate, al Barça, la victoria y el pinchazo coruñés. Entre los jugadores debutantes esa temporada se encontraban el delantero Unamuno II y un prometedor portero, Eduardo Chillida, futuro escultor de fama internacional, que era hijo del presidente y que tuvo que retirarse esa misma temporada a raíz de una grave lesión.